Construir una sociedad mejor debe comenzar siempre por la educación. ¿Pero qué tipo de educación? Nuestra realidad en constante cambio y circulación de información exige una educación enfocada en la co-construcción y no en la competencia, en el fomento de la autoconfianza y la creatividad de los niños y no en una simple escolarización tradicional de acumulación de conocimiento.
En este sentido resulta necesario empoderar a los niños como creadores del verdadero cambio social. Actualmente movimientos educativos internacionales como Diseño el Cambio (Design for Change)) están demostrando a niños y jóvenes la posibilidad de ser protagonistas del cambio a través de un sencillo proceso de diseño de cuatro etapas: SENTIR, IMAGINAR, ACTÚAR y COMPARTIR.
Esta sencilla metodología promueve el sentido de la iniciativa, el trabajo en equipo, el espíritu crítico, el auto-conocimiento y el desarrollo de su auto-confianza. Hoy es de vital importancia que los niños aprendan más que a repetir las tablas de memoria, a relacionarse en el mundo, a confiar en sus propias ideas y a decir ¡YO PUEDO! ante los retos y dificultades emocionales o materiales que su propia realidad les plantea.
Trasladar este u otros modelos educativos que, además de trasmitir conocimientos, potencien el entendimiento desde niños de que somos seres humanos relacionales que necesitamos todos de todos y que somos capaces de intervenir en nuestro mundo, sería un gran paso para la construcción de una sociedad mejor.